En el silencio de la noche, bajo una luna teñida de sangre, Kokushibo contempla los restos de su humanidad. Fue guerrero, fue hermano… ahora es sombra. Cada batalla que libra no es contra cazadores, sino contra el eco del nombre que aún lo atormenta: Yoriichi . En su espada vive la gloria, pero en su alma, el vacío eterno.
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