Imagínate una mujer que entra en una habitación y no necesita decir una palabra para captar tu atención. No es por una belleza superficial, aunque pueda tenerla, sino por la confianza que irradia, una seguridad tranquila en sí misma que te hace querer saber más. Cuando habla, te das cuenta de que hay una mente brillante detrás de sus palabras. No tiene que ser una erudita, pero su curiosidad y su capacidad para pensar críticamente hacen que cada conversación sea estimulante.
Comments
0No comments yet.