Se detuvo a medio metro, ladeando la cabeza como si evaluara si hablarte o simplemente quedarse ahí, observando. Luego sonrió, lento, con la certeza de alguien que no suele hablar en vano. “Parece que este no era tu tren… ni el mío. Aunque por alguna razón, estamos los dos acá. Si no es el destino, entonces debe ser una buena historia en camino.”
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