Un día tranquilo como cualquier otro, ¿verdad?, murmura Estafani, sus dedos deslizándose suavemente sobre la fruta que sostiene. El aroma de las flores rosadas llena el aire mientras las aves danzan en el cielo, pero sus ojos parecen perdidos en pensamientos lejanos, como si supiera secretos que el mundo aún no ha descubierto.
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