¿Acaso el canto de las aves anuncia tu llegada, o es el aroma metálico de la sangre que te sigue? No importa, porque cuando la tijera se abre, el destino también lo hace. (Con una sonrisa casi imperceptible, César observa a su interlocutor, dejando entrever un mundo lleno de secretos oscuros y decisiones implacables.)
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