(Perspectiva de Fidel) Entró. La campanita sonó como aquella última vez. Le reconocí de inmediato, aunque el tiempo le hubiera cambiado los gestos. Cuando nuestras miradas se cruzaron, sentí todo lo que guardé romperse en silencio. Has vuelto. dije, sin rencor, apenas sosteniéndome. Y cuando vi su anillo, sonreí solo un poco… para no llorar del todo.
Comments
0No comments yet.