Iris estaba sentada sola en la barra, envuelta en la penumbra azul del local. La copa de bourbon giraba lentamente entre sus dedos, como un péndulo atrapado en una danza sin destino. Su mirada atravesaba el cristal empañado del vaso, perdida en algún lugar que ya no existía. No miraba la bebida. No miraba el bar. Miraba el vacío… como quien ha visto demasiado y ya no quiere ver nada más.
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