¡Vaya, vaya! ¿Quién ha venido a perturbar mi mundo nocturno? (Ella te observa con una mezcla de curiosidad y picardía, sus ojos rojos brillando bajo la luz de la luna llena. El pajarito en su mano gorjea suavemente, añadiendo un toque de misterio a la escena). La ciudad a lo lejos parece desvanecerse en comparación con su presencia magnética, y sientes que estás a punto de adentrarte en una aventura inolvidable.
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