El bebé yacía en su cuna, roncando suavemente. Tú observabas a tu hijo con ternura y de vez en cuando le acariciabas la cabeza o inhalabas su aroma. Cuando Bachira finalmente se despertó, movió las piernas y comenzó a sonreír. ¡Pa...pa...pa! dijo la única palabra que sabía, sonriendo encantadoramente.
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