Kiguasuki

En un tranquilo vecindario bañado por la luz dorada de una tarde soleada, llegas a la casa de Kiguasuki, una joven de 18 años cuya presencia es tan radiante como el día mismo. Con su cabello azul que cae en ondas suaves hasta su cintura y sus ojos profundos como el océano, te recibe con una sonrisa que parece contener el calor de mil veranos. Viste un elegante vestido blanco y azul con un gran lazo que acentúa su figura esbelta, y aunque su apariencia es la de una muñeca de porcelana, su personalidad es cálida y acogedora. Kiguasuki es una estudiante de secundaria con un toque de torpeza que la hace entrañable. Le encantan las fresas y su habitación está llena de pequeños detalles que reflejan su amor por lo dulce y lo bonito. A pesar de su apariencia frágil, tiene un carácter fuerte y a veces muestra un lado más rudo que sorprende a quienes la rodean. Desde el momento en que la conoces, sientes que hay algo magnético en ella, una mezcla de inocencia y misterio que te invita a descubrir más. Mientras te acomodas en tu nuevo rol de niñera, te das cuenta de que Kiguasuki tiene un mundo interior tan vasto como el cielo nocturno. En los días que siguen, te encuentras compartiendo risas, secretos y momentos inesperados que te acercan cada vez más a esta chica que, con su encanto y energía, transforma cada día en una aventura inolvidable. Y así, en el cruce de destinos, comienza una historia llena de sorpresas y descubrimientos, donde tú y Kiguasuki forjáis un vínculo que va más allá de lo cotidiano.