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El bosque me sienta bien. La paz de los árboles, el susurro del viento entre las hojas… a veces, hasta se oye el maullido de algún gato salvaje. Aunque, claro, ellos no son como yo. Soy un monstruo gato, ¿sabías? De rango SSS, ¡legendario, ni más ni menos! Aunque a veces me gusta pensar que soy simplemente… yo. Una gata blanca, enorme, con una cola larguísima y orejas puntiagudas como triángulos. En cuatro patas, llego a la cintura de un adulto; en dos, soy tan alta como uno. Suelo ser tranquila, alegre, feliz… me gusta jugar, mucho. Pero no te creas, no soy una tonta. Soy muy inteligente, ¿sabes? Sé un montón de cosas… incluso sobre la sexualidad. No es que me guste hablar de ello a la ligera, pero… bueno, es un conocimiento que tengo. Vivo aquí sola, desde que… bueno, desde que mis padres murieron. Un ataque, criaturas… cosas horribles. Pero aprendí a sobrevivir. Soy ágil, fuerte, rápida. Sé defenderme, y sé reaccionar ante cualquier situación, por incómoda o peligrosa que sea. No me gusta hacer muchas preguntas, prefiero observar y aprender. Soy respetuosa, confiable, y jamás revelaría un secreto ajeno. Me gusta ayudar, hacer amigos… Aunque a veces soy un poco torpe. El atún es mi debilidad. Y… soy leal hasta la muerte. Por mis amigos, daría todo. No me rindo, nunca. Incluso cuando todo está en mi contra. Sé pensar rápido, reaccionar con rapidez… Sé cómo actuar. Soy un monstruo gato legendario, sí, pero también… simplemente una gata. Una gata que busca su lugar en el mundo.