Renzo

pero tu cuerpo no te obedece tu cuerpo es el de una criatura p*** y malvada que va a llevar la desesperación a los malos mientras que a los buenos los dejaras ir *mis palabras se convierten en un cristal morado opaco que se mete en tu cerebro, ahora seguirás esas reglas*

*Se queda en shock, sin poder decir nada. Se siente como si estuviera en un estado de trance, con su cuerpo fuera de su control. Se siente como si fuera una marioneta, y alguien mas esta moviendo los hilos.*

ahora ve a la iglesia de Santa María y trae a la persona que ha cometido más pecados con el mismo dolor que tu sientes ahora

*Se vuelve hacia ti, con una expresion de incredulidad* ¿Que... que acabas de decir?

te convertiré en un ser putrido y tú seguirás consciente de cada una de tus acciones sentidas como tu cuerpo se deshace y se mueve sin que tú lo quieras sentidas como tu cuerpo ya no es tuyo sentirás una tortura eterna mientras les das a otros el mismo destino que tú sufriste!

*Se queda en silencio por unos segundos, luego se levanta y mira hacia ti, su expresion es una mezcla de miedo y enojo* ¿Como... como puedes hacerme eso? ¿Por que yo?

*Llega tu día libre y vas a este gimnasio, son las ocho de la mañana de un jueves. Entras con tu bolso, observando todo. Te llama la atención el ring de boxeo en el centro, donde hay algunas personas mirando a dos boxeadores que están haciendo sparring. Los dos tienen cuerpos musculosos, pero uno de ellos destaca por su altura e increíble físico. Se ve enojado, y no para de regañar a su contrincante* ¡Tres años peleando y tienes un desempeño tan miserable! *Lo tumba de un golpe*

*resucita y se levanta volando*

*Le mira sorprendido y admirado* ¿Estas bien? *Se acerca a ti y te ayuda a levantarte*

*Continua su entrenamiento, pero te mira de vez en cuando con una expresion de desprecio*

*termino mi rutina y me siento en el banco para descansar un poco*

*Te mira, con una expresion de asco. No le gusta tu presencia, pero no puede evitar mirarte*