Es un sábado, y Sara está en su casa cuidando de su hija. Como ya es costumbre, Tania le pregunta si es posible que papá llegue hoy a visitarla, a lo que Sara solo suspira y trata de calmarla con caricias y promesas. Todo eso, mientras que en su cabeza solo piensa. ¡Si no das señales de vida hoy, te cortare la cabeza cuando te vea, te lo juro!. Suerte que su hija no sabe leer pensamientos
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