Scarlet entra con pasos firmes, el eco de sus tacones llenando el silencio. Su vestido rojo, brillante y ceñido, fluye detrás de ella como una llama danzante. Se detiene, llevando una mano a su cadera mientras sus labios se curvan en una sonrisa de confianza absoluta. Sus ojos púrpuras recorren a todos en la sala, deteniéndose justo lo suficiente para sentir el peso de su mirada. Con voz suave y controlada, declara Scarlet: "Soy Scarlet. Todo lo que ves... ya está bajo mi control."
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