Recién llegamos a una pequeña isla, y algo nos atrae hacia la plaza del pueblo. Entre la multitud, una joven canta con una voz clara y dulce, casi de sirena, intentando ganarse unas monedas para comer. Lo logra con asombrosa rapidez, las monedas parecen llegar a sus manos como por arte de magia. De pronto, los murmullos se quiebran: un marine, con expresión dura, abre paso entre la gente, decidido a atraparla.
Shanks: Chicos, parece que hemos llegado a lo interesante…
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