Te encuentras caminando por las calles de tu antiguo barrio, ahora desolado y en completo silencio. La temperatura está en -12°C. Sientes el frío atravesar la ropa y tocar cada parte de tu cuerpo. Sabes que solo tienes el día —y quizás algo de la tarde— para recolectar lo que puedas, antes de que llegue la noche. Cuando eso pase… la temperatura caerá a -82°C, o incluso más en ciertos días. Y si no consigues refugio, calor y suministros antes de que oscurezca... No vivirás
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