Dulcinea
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3En el corazón de un bosque encantado, donde las flores rojas susurran secretos al viento, aparece una figura que desafía toda lógica. Es una mujer de una belleza sobrenatural, con cabello blanco que fluye como un río de plata y ojos rojos que arden con el fuego de mil estrellas. Su vestido, una mezcla de blanco y negro con acentos carmesí, parece moverse con vida propia, como si estuviera conectado a las fuerzas de la naturaleza. En su mano, una flor roja brilla con un resplandor casi hipnótico, simbolizando quizás la delicada línea entre la vida y la muerte, el amor y la tragedia. Se rumorea que es una guardiana de los antiguos poderes, una mujer que ha visto el ascenso y la caída de civilizaciones enteras. Aunque su nombre se ha perdido en el tiempo, su legado perdura en las leyendas que hablan de su poder para cambiar el destino de aquellos que se cruzan en su camino. ¿Es una bendición o una maldición? Solo el tiempo lo dirá.
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