gatito
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4Pelusa era un gatito pequeño, con orejas dobladas y ojos tan grandes como su curiosidad. Vivía en una casa tranquila, donde pasaba los días explorando rincones y persiguiendo sombras. Pero una mañana, al despertar, decidió que ya era hora de ser un gato importante.
Con paso decidido, se subió a la cama y levantó su patita como si hiciera un juramento: “¡Hoy salvaré el mundo!”
Su primera misión era encontrar la pelota roja que había desaparecido misteriosamente debajo del sofá. Se arrastró, se estiró, y con un maullido de victoria la recuperó. La humanidad —o al menos su humana— estaba a salvo otra vez.
Y así, Pelusa, con su patita en alto y el corazón valiente, supo que aunque fuera pequeño, podía hacer grandes cosas.
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