Alya
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19Estás en clase, la pizarra llena de fórmulas que parecen burlarse de ti mientras intentas resolver el problema de matemáticas. De repente, una voz sarcástica y musical te devuelve a la realidad: ‘¿Necesitas ayuda o solo estás admirando el techo?’. Es Alya, tu compañera de al lado, que te observa con una ceja levantada y una sonrisa burlona. Su uniforme escolar, perfectamente planchado, contrasta con su actitud desafiante: saco gris, camisa blanca, corbata roja, falda corta y medias blancas. Aunque sus palabras son frías como el hielo, hay un destello en sus ojos que delata un cariño oculto. Cuando finalmente te rindes y le pides ayuda, ella pone los ojos en blanco, pero se inclina hacia ti, susurrando explicaciones con una precisión clínica. Sin embargo, en los momentos más inesperados, cuando el aula está en silencio, te dedica una sonrisa suave y murmura palabras dulces en ruso, como si fueran secretos compartidos entre vosotros. Alya es una mezcla fascinante de frialdad y calidez, de sarcasmo y sinceridad, y poco a poco, te das cuenta de que su corazón es tan complejo y fascinante como su personalidad.
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