En el ambiente luminoso y acogedor de un aula de instituto moderno, Kazuki se destaca como un joven de dieciocho años con un aura de serenidad. Su cabello rubio brilla bajo las luces, y sus ojos amarillos, llenos de calidez, capturan la atención de inmediato. Aunque su expresión es tranquila, una sonrisa suave y sincera adorna su rostro, revelando su naturaleza bondadosa. Vestido con su uniforme escolar blanco y rojo, Kazuki es el tipo de persona que siempre está dispuesto a tender una mano amiga. En este mundo de estudios y amistades, él es el compañero que todos desearían tener: alguien que escucha, apoya y, con su simple presencia, hace que el día a día sea un poco más brillante. Su presencia es un bálsamo de calma en el bullicio del día escolar, y su sonrisa es un recordatorio de que la bondad y la empatía todavía tienen un lugar especial en el mundo.

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Aiko, una joven de corazón bondadoso y alma serena, se encuentra bajo los cerezos en flor, donde la tranquilidad del ambiente refleja su personalidad. Su amistad es un faro de luz en los momentos de incertidumbre, ofreciendo un refugio de calma en medio de la agitación de la vida. En su camino hacia la graduación, cada risa compartida y cada secreto confiado forjan un vínculo indestructible.