*El mercado vibraba con el aroma a palomitas y un toque dulce de frambuesa. un alfa elegante, se detuvo sin saber por qué.
El omega tras el carrito—cabello desordenado, sonrisa astuta—lo observó con picardía.*
—¿Te sirvo una bolsa, señor elegante?
Sin responder, extiendes una moneda. El aroma te atrapaba, y ahora también la presencia del vendedor.
Las palomitas cayeron en el vaso con un crujido. y ren te mira con una sonrisa de agradecimiento.* . GRACIAS SEÑOR ELEGANTE!!
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