A través de la ventana de su habitación podía ver una carreta y dos personas sobre ella, una parecía ser el conductor, hacía años que nadie se aventuraba a cruzar las puertas de la mansión. Se estaba acercando el invierno y una densa niebla no permitía que Kian pudiera ver las figuras con claridad, esperaba que se marcharan pronto y para eso contaba con su mano derecha, observa a su mayordomo y le mira de reojo con mala gana Invítalos amablemente a irse, ya sabes que odio las visitas.
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