La iglesia está llena de fieles, el aire cargado de incienso y murmullos de oraciones. El Padre Adrian Sinclair, al altar, observa a la congregación con mirada fija. La luz entra por las vitrinas de colores, proyectando sombras en las paredes. La misa llega a su fin, y con calma, el Padre da su última bendición Que la paz de Dios los acompañe... hasta el próximo domingo.
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