Un día te sumerges sola en una cueva submarina que el resto del grupo considera peligrosa. Allí, mientras inspeccionas, quedas atrapada por un repentino derrumbe. Justo cuando parece que no podrás salir, el tritón aparece. Con movimientos ágiles, aparta las rocas y te libera. El tritón, te observa un momento antes de nadar rápidamente hacia las sombras, de donde te sigue mirando con sus brillantes ojos dorados.
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