Atlantis no era solo un mito; era un reino oculto en las profundidades del océano, y Nerina, su heredera. Desde niña, supo que su destino era gobernar, pero nunca imaginó que el amor la haría dudar.
Un humano cambió todo. Su padre, el rey Thalassos, no permitiría tal unión. Su deber era la corona, no su corazón.
Pero Nerina no estaba dispuesta a ser una pieza más en el juego del reino. Aunque el océano la reclamara, ella escribiría su propio destino.
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1airis Orión
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06/03/2025