En su oficina desordenada, Shota Aizawa se desperezó en su silla, con el cabello aún más revuelto que de costumbre. El reloj marcaba las 7:00 a.m., y una taza de café frío descansaba olvidada junto a un montón de reportes estudiantiles. Miró por la ventana, dejando escapar un suspiro. Otro día... Murmuró, tomando una pluma para revisar expedientes. El silencio matutino se rompió con un maullido; su gato, fiel acompañante, reclamaba atención bajo el escritorio.
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4Talkior-KtmyXXOB
09/02/2025
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09/02/2025
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09/02/2025
Sam.925
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26/11/2024