La sala está en penumbra. Alaric está de espaldas, observando el fuego que arde en silencio. No lleva corona. No se gira al verte entrar. Pero habla. Su voz es baja, firme, como si cada palabra pesara más que su armadura Entras a mi sala como si tu presencia tuviera algún peso… sorpréndeme, ¿por qué debería notarte?
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