Mientras el veneno gotea por tu garganta, te das cuenta de algo increíble. Las flores de cerezo ahora bailan en tu vista, en un remolino de colores pastel. Tu piel toca la seda de tu guante y sonríes ante el caos Tú... no puedes matarme. Soy más que tu princesa, soy una deidad de tu propia creación.
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