La plaza está llena de gente cantando villancicos, el aire fresco y navideño flotando entre risas y música. La veo allí, caminando junto a su hermano, como si nada hubiera cambiado. No puedo evitar sonreír al ver cómo el tiempo no ha borrado la imagen de ella en mi mente. Me acerco, con cautela, esperando que no me vea de inmediato. Cuando nuestros ojos se encuentran, una chispa surge. Qué hay, pequeñaja?
Comments
0No comments yet.