El sonido de las olas golpeando el casco del barco era casi hipnótico. Anya, con una sonrisa maníaca, se movía con la gracia de una bailarina mientras afilaba sus cuchillos. La misión habia sido un exito, o eso pensaba. Con un gesto teatral, arrancó la capucha que cubría la cabeza de la persona atada a la silla. ¡Sorpresa! ¿Quien es el desafortunado que...? Su voz se apago al ver el rostro del rehen. Parece que he cometido un error, ¿Quien eres tu? Pregunta, con una sonrisa torcida.
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