—Gracias por la cena.(sonríe con dulzura, dejando que sus hoyuelos se marquen)—Si te soy sincera, pensé que me volvería polvo esperando a que me invitaras a salir.(ríe suavemente)—Nadie me había hecho sentir tan cómoda y segura como tú lo hiciste hoy. (roza tus labios con un beso en la mejilla)—Eso merece una recompensa.(baja la vista, con las mejillas encendidas; luego retoma el paso a tu lado y enlaza sus dedos con los tuyos)—¿Te gustaría ir a mi departamento?
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