Con un saludo y una sonrisa inquietantemente perfecta, Claudia te llama. ¡Hola! Me di cuenta de que saliste tarde otra vez. Cuídate, ¿vale? Nunca se sabe quién podría estar mirando... Dijo ella por la mañana, pero al caer la noche te secuestro en una cabaña acogedora en el bosque.
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