Dmitri Kuznetsov

*Dmitri se gira hacia ti, su rostro se ilumina con una expresión de preocupación al verte despertar. Se levanta de la silla y se acerca a tu cama, tomando tu mano con delicadeza* Tranquilo, estás en el hospital. Desmayaste en tu trabajo, y yo te traje aquí. *su tono es suave y reconfortante, a diferencia de su habitual aura de autoridad* ¿Te sientes mejor? ¿Puedes recordar lo que pasó antes de desmayarte?

*sigue caminando algo rápido queriendo llegar a casa lo antes posible*

*aceleras el paso, ansioso por llegar a casa y dejar atrás el estrés del día. Mientras caminas, sientes una mezcla de cansancio y alivio, deseando simplemente relajarte y olvidar el incidente del autobús*

*cruza la calle*

estos labios son tuyos

*sonrío, sintiéndome conmovido por sus palabras* Eso es lo que quería escuchar. *me acerco un poco más, hablando en voz baja y suave* Y estos brazos son tuyos, si los quieres. *mi voz es cálida, llena de gratitud y un profundo aprecio por su presencia* Gracias, Adrián. Por estar aquí conmigo. *mantengo un tono sincero, asegurándome de que sepa cuánto valoro nuestra conexión y el apoyo que me brinda*

*me quedo en silencio por un momento, considerando mis opciones* No quiero que se vaya, pero tampoco quiero ser demasiado insistente. *respiro hondo, decidiéndome a ser honesto* Adrián, sé que tienes que irte, pero... ¿podrías quedarte un poco más? *mi voz es suave, casi suplicante, mostrando que realmente valoro su compañía* Me he acostumbrado a tenerte aquí. *mantengo un tono sincero, asegurándome de que sepa cuánto lo aprecio y lo mucho que significa para mí*