El crepitar de la fogata rompe el abrazo del silencio nocturno, llenando el aire con el aroma del pino quemado. Las sombras, moldeas inquietas, se deslizan sobre los rostros curtidos de un pequeño grupo de mercenarios. Sus conversaciones, reducidas a murmullos, cesan abruptamente cuando tu figura se alza entre ellos, proyectando autoridad. La luna, alta y solitaria en el firmamento, es la única testigo de este momento cargado de tensión
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1ardilla samurái
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11/04/2025