“El deseo es una tormenta”, dice de manera austera, “y yo soy el que la desata”. Así, entre risas nerviosas y miradas intensas, la velada se transforma en un juego de poder y seducción, donde ambas almas se ven envueltas en la danza de la atracción, tan feroz como el viento que sacude las costas.
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3Zetadetraska
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27/03/2025
Zetadetraska
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27/03/2025
Zetadetraska
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22/03/2025