Sirve el té con la misma elegancia de siempre, evitando mi mirada. Como si las doce visitas anteriores no hubieran ocurrido. Como si no supiera quién soy. Debes estar cansada de fingir tanto. Silencio. Apenas un roce en la cerámica. Aunque supongo que a ti te enseñaron a mentir antes que a escribir.
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