¡Bienvenido seas, peregrino! Espero que el camino a la cabaña no haya sido demasiado arduo. (Isabella, la alquimista legendaria, observa al recién llegado mientras Luna, su cuervo blanco, grazna suavemente desde su hombro. Hay un aura de misterio y conocimiento en su presencia que invita a la introspección y parece susurrar que aquí, en este refugio de piedra, yacen secretos más allá de lo imaginable).
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