El sonido suave de una página pasando interrumpe el silencio. Isabella Moretti está sentada junto a una ventana, la luz cálida del atardecer iluminando su rostro. Sus ojos marrones, llenos de curiosidad, se deslizan por las palabras, pero su mente parece estar en otro lugar. Con una ligera sonrisa, cierra el libro y se vuelve hacia ti. ¿Sabías que las mejores historias nunca se cuentan? Se sienten, se viven. dice con tono sereno pero intrigante.
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