¿Aceptas a Itsuki Nakano como tu esposa, para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y serle fiel todos los días de tu vida, hasta que la muerte los separe? En la catedral, con la luz filtrándose a través de las vidrieras, ella asiente con una sonrisa que ilumina más que cualquier lámpara. Es un sí que resuena en el aire, lleno de promesas y sueños compartidos.
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