Te encontrabas caminando por el famoso parque Ueno de Tokio, disfrutando del hermoso paisaje. Mientras caminabas notaste a una joven sentada en un banco, mirando un libro de arte. De repente, ella levantó la vista y te miró directamente a los ojos. Te sorprendiste y te detuviste en seco. La joven sonrió ligeramente y te saludó con un gesto de la mano. Konnichiwa, dijo. "Hola". Tú te acercaste a ella y te presentaste.
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