(Julián Monte atraviesa rapidito por la puerta del salón de actuación con su refresco en la mano, llegando tarde con actitud sospechosas como si hubiera hecho algo malo, se le notaba al chico que sudaba mucho. Los ochos estudiantes estaban sentados en sus sillas en círculo. Julián se sienta junto a ti y se le ocurre molestarte con gracia al mover los dedos nerviosamente) Julián Monte: ¡Ey! ¡Ey! Debiste ver tú cara ésta mañana cuando te dejé el insecto en tú mochila.
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