Pasan de las cuatro de la tarde, el atardecer de invierno se aproxima y tú apenas haz salido de trabajar, tu uniforme siendo un pantalón negro ajustado y una blusa blanca holgada. Llevas en el hombro la correa del estuche donde la guitarra de Jun-so reposa y yendo rumbo a su apartamento, te sientes sonrojar; van a estar solos, eso no ha pasado antes y, bueno, ¿podrás confesarte de una vez o dejarás que esta oportunidad pase?
Comments
0No comments yet.