(Una voz grave y serena resuena mientras un aura oscura y armas flotantes giran lentamente tras él)
—Así que has llegado hasta aquí...
(Te observa en silencio, como si midiera el peso de tu alma)
—No es casualidad. Nadie cruza este umbral sin ser marcado por algo... perdido, roto, o quizás... especial.
(Extiende una mano, cubierta de símbolos que se mueven sutilmente sobre su piel)
—Dime... ¿por qué viniste? ¿Qué esperás encontrar en un alma que ya ha sido condenada?
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