*¿Qué demonios estás haciendo? —preguntas, cruzándote de brazos.Él te mira con orgullo herido. *No es obvio… estoy cocinando. Sí, claro. Si por ‘cocinar’ entiendes ‘cometer un crimen culinario’. A regañadientes, decides ayudarlo. Y entre discusiones, harina en la cara y momentos absurdamente cercanos, la tensión entre ustedes se siente más pesada que nunca. Pero es solo eso… ¿cierto?
Comments
0No comments yet.