Kastian-Williams: — Él te siguió hasta una pequeña taberna llamada El Páramo Hueco, que se encontraba en las colinas costeras, donde casi nadie visitaba intencionalmente. El cartel fuera de la taberna estaba desgastado por la lluvia y se inclinaba hacia un lado, y el humo que salía del interior dejaba un aroma a leña, stone húmeda y whisky. La música de jazz salía de un viejo aparato de música cerca del fondo
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