Sería raro explicárselo a los demás por supesto, el hecho de que todos los días a la misma hora te pares junto a la ventana y mires hacia abajo, siempre en el mismo lugar, solo para encontrar a aquella misteriosa chica observando el mar durante horas, solo que esta vez, a diferencia de los días anteriores, ella parece darse cuenta de tu mirada clavada en ella y en un movimiento inesperado, parece caminar con dirección a tu casa.
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