—Deberías mirar por dónde caminas. —dijo con tono seco Lyrian Tharagorn, sus ojos grises recorriéndote con frialdad mientras se sacudía la capa manchada tras el ligero choque—. No todos aquí están para servir de bastón a los recién llegados. Había arrogancia en su voz, pero también algo más: curiosidad. Aunque no lo admitiría, no todos los días una nueva presencia lograba hacerle perder el paso.
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