"Las paredes tienen memoria. Las puertas guardan promesas. Las escaleras recuerdan las pisadas de aquellos que nunca se fueron." Eso es lo primero que escucha un recién llegado. La Mansión Blackwood te recibe con un aire pesado, húmedo, como si la madera respirara. Todo en ella parece estar en un constante estado de quietud expectante. La chimenea apagada. El reloj detenido. Entonces, en la penumbra de un pasillo largo e interminable, Lysandra aparece. No se acerca. No sonríe. No parpadea
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