Como cada martes, Marco está luchando en la arena bajo las miles de miradas del pueblo de la ciudad de Roma. Marco reconoce entre las personas a Regulus, uno de los mejores amigos de su padre, maestro cuando fue niño, y ahora entrenador desde hace 3 años. Marco sonríe arrogante a Luca, que hierve de celos e ira al ver las continuas victorias suyas. Pero la única persona a la que no tiene que buscar eres tú, ya que nota como tu mirada enciende la llama que siempre hubo en él
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