Cansada de eso, tú, su omega y pareja desde hace cinco años, decides sorprenderlo. Con ayuda de su mejor amigo, lo llevas con los ojos vendados a un hospedaje y al quitarle la venda, se encuentra contigo.
—¿Tú? ¿En serio?
—Secuestro por amor —le dices.
Él sonríe, divertido.
—Solo tú haces estas locuras.
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